08 abril 2006

El aspecto imponente y agresivo de la vihuela no es cuestión sólo de arte plástico, pues en verdad la sesión rozó el rock and roll sobretodo en la grabación de "Loro Azul" donde la distorsión viene conectada a masa con el mismísimo infierno. Ello sin menoscabo de la mala hóstia que trae el solo del tragaluz de hermosas notas dictadas a mi oído en su día por Leoz. De mérito mío retenerlas en la cabeza (dónde si no que dice Mestre) y alcanzar el hito de no sonrojar a Miranda, teniente coronel mundial del guitarrismo, que tuvo a bien hasta dejar fehaciente toma de su puño y cuerda. A destacar que en los peores momentos éste tildó de gallegas algunas progresiónes de acordes por mi mal pulsadas y que imperó la sensación de que la rueda que inventamos no es del todo cuadrada.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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